En el momento en el que me encuentro escribiendo estas palabras, es el día 5 de Marzo del año 2022. He venido trabajando en la escritura del Libro UNO de Aventuras mentales subconscientes, y el sitio web que le acompaña, por los últimos 11 meses.
Como se acerca el día que esta obra va a estar disponible para el público, he decidido escribir algo de mí, para todos aquellos que tienen curiosidad en saber más del autor.
No encajo en el prototipo del gurú de crecimiento de personal, ni en el de la persona cuya experiencia al casi morir le cambió la vida, ni la de un maestro iluminado que vivió en las montañas, o la de alguien que siente tener la autoridad moral para opinar sobre como tú deberías vivir tu vida.
No soy bueno con los negocios, la fama me asusta porque me hace perder la libertad; mi familia es la esencia de mi vida; me siento realizado cuando puedo servir al mundo; me gusta el fútbol (soy hincha no ferviente del Junior de Barranquilla); soy feliz en medio de la naturaleza; hago ejercicio con regularidad; tengo pocos amigos; convivo con un Trastorno genético de hiperactividad y un déficit de atención; y he sido bueno con las matemáticas, tanto en el colegio como en la universidad, y en mi vida profesional.
Me gustan los chistes, las historias divertidas, la felicidad de los niños, recordar las travesuras del pasado, escuchar las experiencias de otros, conocer nuevas personas.
Usualmente me comporto de la forma que me haga feliz, con el consabido precio que esta libertad implica en términos sociales, donde la presión “del que dirán” ejerce una fuerza opositora.
No sé cantar, bailo mal, no sé cocinar, nací en 1963, me divierte programar en HTML y me relaja diseñar bases de datos. Leo mucho, admiro aspectos de la vida de las personas más no a la persona per se; adoro los niños, me llevo bien con los perros, pero no con los gatos; y me entretienen las películas de acción.
He vivido como mi corazón me lo ha pedido. Me he equivocado muchas veces, he cometido muchos errores, he llorado, he reído, he acertado, he triunfado, y he vivido la vida a mi manera.
Me llamo Gustavo Abello Gómez (utilizo ambos apellidos porque mi padre se llamaba Gustavo, al igual que mi hijo mayor).
Escribir sobre mí ayuda a que te conectes conmigo, con el ser humano, con una persona como cualquier otra, una persona como tú.
Sin embargo, lo que mucha gente quiere saber es donde vienen las Aventuras Mentales. Que parte de mí, ha permitido que yo pueda escribir un libro sobre meditación.
Mi niñez trascurrió en medio de un hogar disfuncional. Aunque ya he madurado esos recuerdos del pasado, miro atrás y me sorprende como esos días me hicieron suficientemente fuerte para sobrellevar los retos que me deparaba el destino.
Estudié en un colegio con una férrea formación en las matemáticas, la ciencia y la religión católica.
A los 13 años ya estaba leyendo mi primer libro por elección, que se llamaba “Joven forja tu personalidad”, de Miguel Caviedes.
A los 14 años pertenecí a un grupo liderado por Gaby de López, la Mamá de uno de mis mejores amigos en el colegio, llamado “Grupo de líderes cristianos”. Entre las actividades se incluían terapias de grupos con personas con problemas de adicción, a las cuales me gustaba asistir. También hacíamos campamentos en la Sierra Nevada de Santa Marta, con los jóvenes que ya estaban rehabilitados. Fueron días fascinantes.
Mi hogar se desbarató cuando tenía 15 años, y a pesar de los retos que esos momentos representaban, pude navegar esos días oscuros sin refugiarme en el alcohol, las drogas o las malas compañías.
Durante toda esa jornada, había una luz que me protegía, tan solo que yo no lo sabía.
Cuando entré a la universidad, estudiaba y trabajaba para pagar mis estudios, escribiendo programas de computación (cuando recién salía el primer IBM PC) y a dictando clases de programación para computadores Radio Shack.
Me enamoré perdidamente aun siendo estudiante (y mi esposa también), y me casé dos años antes de graduarme. Mi primer hijo nació 6 días después de mi grado universitario.
Estudié una carrera muy costosa y exigente en su momento, escribí programas de computación para pagar mis estudios, dicté clases de programación, empecé una familia y tuve un hijo, todo a la vez.
Había una luz que me inspiraba, tan solo que yo no lo sabía.
A pesar de que mis días trascurrían en medio de la tecnología, mi trabajo y mi familia, mi lectura preferida eran los libros del Dalai Lama, donde se explicaba el cordón de plata y las aventuras espirituales que ocurren en los sueños.
Fui padre siendo muy joven, y a pesar de eso tuve la sabiduría para darle el amor a mis hijos que yo no tuve cuando era un niño, rompiendo una cadena de dolor que se iba pasando de generación en generación.
Yo no tuve el padre rico del que habla Kiyosaki, pero tuve un tío que me enseñó la riqueza de los valores humanos. Sin su amor, su ejemplo y sus acciones, jamás hubiera llegado hasta aquí.
En el año 1993 tomé los cursos de Control Mental Silva, que me revelaron los poderes escondidos de la mente, incluyendo los míos.
En el año 1994 tomé el Seminario caminos, que trasformó mi vida para siempre. Posteriormente continúe repitiendo los seminarios, con el propósito de interiorizar sus enseñanzas y crear nuevos hábitos.
Mas adelante me ofrecí como voluntario y con el paso del tiempo terminé en el selecto grupo de conductores de los seminarios, donde me mantuve por casi 12 años.
En ese periplo, el contacto íntimo con miles de personas y su sufrimiento, desarrolló en mí el sentido de la empatía. Al mismo tiempo, otros sentidos espirituales fueron creciendo en mi interior, permitiendo que liderara grandes grupos de personas en la dirección de encontrar paz y felicidad en su corazón.
Recuerdo esos años como si fuera una universidad que Dios puso en mi camino, para aprender las habilidades que más adelante necesitaría para ayudar a los demás. Fué en ese tiempo cuando entendí, que todo el sufrimiento del pasado había sido necesario, para formar la persona en la que me había convertido.
Entre más servía y ayudaba, más claro podía ver que había una luz que me daba la sabiduría, que me inspiraba, que me guiaba para liderar las almas de tantas personas; solo que a diferencia de mi juventud, esta vez ya era consciente de su presencia en mi vida.
Salí de esa organización para pocos años más tarde escribir un libro y un seminario que lleva el mismo nombre, Yo Positivo. En esa obra explico un sistema basado en la programación del subconsciente, para construir una nueva expresión de sí mismo.
Su sistema está basado en una mezcla de terapias de grupo y ejercicios de meditación. Allí nacieron las Aventuras Mentales, las cuales se utilizaban para afianzar las enseñanzas aprendidas en las terapias de grupo.
Por años ofrecimos este seminario en Canadá, con la ayuda de un grupo maravilloso de personas que nos apoyaban. Hasta que gracias a un accidente montando bicicletas, me vi abocado a disminuir mi ritmo de vida, y suspendí los seminarios con el dolor de mi alma.
En los seminarios de crecimiento personal, las personas cambian sus vidas para bien. Yo Positivo realizaba un gran servicio a la comunidad y sentía que paraba una obra que era necesaria en el mundo. Sin embargo, me dije a mí mismo, que si Dios me necesitaba el tocaría mi puerta, pero era momento de darle prioridad a mi vida.
En marzo del 2019 comencé a escribir un libro que nunca terminé, el cual se iba a llamar el Jardín Místico, que ofrecía una visión del mundo subconsciente y su poder sanador. Perdí la inspiración cuando estaba empezando a escribir, y suspendí el esfuerzo. La musa es una diosa sensible y esquiva, sin reglas, y libre de ir y volver cuando ella quiera.
Tan solo un año mas tarde, cuando estaba a las puertas de una potencial cirugía necesaria para corregir algunos efectos del accidente, apareció la pandemia del COVID.
Para Abril del 2021, durante una llamada para felicitarme por mi cumpleaños, mi hermana me recriminaba por no estar haciendo algo para ayudar a mitigar los efectos que la situación del momento estaba causando en la salud mental de las personas. Yo interpreté su regaño, como esa llamada de Dios que estaba esperando. Ese día sentí que Dios tocaba mi puerta y me pedía que me pusiera en movimiento.
Ah;i mismo comencé a trabajar en el desarrollo de esta obra, con la cual pretendo que tú encuentres esa luz blanca que brilla en el fondo de tu corazón. Una luz que te traerá paz, bienestar y salud. Una luz que es tu verdadera esencia. Una luz que traerá más vida para ti, más vida para tus seres queridos, y más vida para la creación.
Y cuando tus días hayan terminado, es mi deseo que las Aventuras Mentales te hayan iluminado lo suficiente, para que nos encontremos en esa nueva vida que comienza más allá de la luz.
Gracias por leer esta breve historia de mi vida y te deseo muchos éxitos.
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